testiculitos de pollo en colchón de achicoria y arroz en lámina.

abril 17, 2010

Ingredientes

*40 testículos de pollo (son muy pequeños, es un plato para 4 personas)
*200 grs. de achicoria
*300grs. de arroz, grano grande.
*250 grs. de cebolla.
*2 cebollas de verdeo.
*1 pimiento verde.
*100 grs. de manteca.
*1fijador para cabello.




Preparación

Se corta la achicoria como para una ensalada normal. Se la extiende sobre el plato a manera de base. Se le colocan solo 4 gotas aceto balsámico.
Se hierve el arroz con sal. Una vez colado y todavía con una consistencia húmeda como para sushi, se lo coloca sobre una tabla y se lo aplasta con oflador hasta darle el espesor deseado, de aproximadamente 1mm. Se lo rocía con un fijador para el cabello o spray, para impedir que se desarme durante la presentación.
Se lo presenta en forma de flor, es decir, ubicando cada granito en función de pétalo, armando círculos concéntricos de afuera hacia adentro, sobre la base de achicoria.
En un wok mediano, se pone la manteca a derretir, cuando la manteca llega al estado líquido se agrega la cebolla, el verdeo y el pimiento cortado en cubos. Cuando las verduras están ya doradas, se colocan los testículos del pollo y se condimenta con sal y pimienta a gusto. Se revuelve durante 15 minutos, hasta que los testiculitos absorban el jugo de las verduras y consigan el punto de cocción. Se extraen solo los testiculitos y se los deja escurrir. Se sirve sobre el colchón previamente preparado.


Importante

En la degustación, una vez superado el problema semántico al que remite el nombre del plato, mediante un leve operación de olvido, se puede percibir el delicado sabor del huevo que trasporta a los orígenes de la vida, y sugiere la complicación del famoso dilema, sobre si fue primero el huevo o la gallina, agregando un tercer elemento en cuestión: los testículos del pollo. Una vez lograda esa proyección, la posmodernidad aparece con su inconfundible sabor a plástico a través del fijador que recubre la superficie del arroz, lo que permite, en la mixtura de un solo bocado recorrer los 5000 años de evolución humana, casi como si fuera un aleph sobre la lengua. La audaz combinación de sabores es atravesada a su vez por el áspero y desacostumbrado sabor de la achicoria sin condimentar, que produce un corte abrupto en la proyección, y al mismo tiempo funciona como evaluador de ese inmenso recorrido temporal.
Se acompaña este plato con cubitos de muzarella y perejil, ideales para mover la cabeza asintiendo con gesto concentrado entre bocado y bocado.


Nuestro sommelier recomienda algún sirah de cinco años estacionamiento, sólido y con mucho tanino que dé justificación y sentido a las consideraciones filosóficas que sugiere el plato


Dificultad

Muchos Chef nos comentaron acerca de la dificultad de encontrar los testículos en el pollo. Les aconsejamos poner mayor empeño en la búsqueda.